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miércoles, 26 de marzo de 2008

Mejor que lo diga Benedetti...

BALADA DEL MAL GENIO
Mario Benedetti

Hay días que siento una desgana
de mí, de ti, de todo lo que insiste en creerse
y me hallo solidariamente cretino
apto para que en mí vacilen los rencores
y nada me parezca un aceptable augurio.

Días en que abro el diario con el corazón en la boca
como si aguardara de veras que mi nombre
fuera a aparecer en los avisos fúnebres
seguido de la nómina de parientes y amigos
y de todo indócil personal a mis órdenes.

Hay días que ni siquiera son oscuros
días en que pierdo el rastro de mi pena
y resuelvo las palabras cruzadas
con una rabia hecha para otra ocasión
digamos, por ejemplo, para noches de insomnio.

Días en que uno sabe que hace mucho era bueno
bah tal vez no hace tanto que salía la luna
limpia como después de jabón perfumado
y aquello si era auténtica melancolía
y no este malsano, dulce aburrimiento.

Bueno, esta balada sólo es para avisarte
que en esos pocos días no me tomes en cuenta.

miércoles, 12 de marzo de 2008

"Creía que mi Padre era Dios" - Paul Auster

Seguí una recomendación y leí este libro del norteamericano Paul Auster. Me gustó. Es una recopilación de historias, supuestamente verídicas todas, escritas por ciudadanos norteamericanos comunes y corrientes.

Auster recopiló 4.000 historias a través de un programa radial en los Estados Unidos y publicó las 180 que le parecieron más interesantes. Entre la variedad de historias se encuentran algunas divertidas, otras tristes, otras irónicas y algunas tontas –a mi parecer–, pero en conjunto el libro es muy entretenido.

Por otro lado, después de una temporada leyendo solo a Charles Bukowski, Irvine Welsh y Jaime Bayly, me estaba formando la impresión de que este mundo es una porquería dónde los móviles de la vida son solo el licor, el sexo y las drogas. Sin embargo, gracias al libro de Paul Auster recobré nuevamente una visión más positiva y equilibrada del mundo.

"God’s Debris" - Scott Adams

En español sería algo así como ‘Los Escombros de Dios’, un libro de categoría indeterminada (filosofía, ficción, ?) escrito por Scott Adams, el autor de mi tira cómica preferida: Dilbert. Es uno de esos libros que uno se lee completo en un par de horas, y expone una posible explicación para algunos mitos de la humanidad.

Scott Adams en alguna parte del libro, llega a la misma conclusión que expuso Rodolfo Llinas en ‘El cerebro y el mito del yo’, y es que esta desesperación humana por conectarnos y comunicarnos cada vez más, se debe no solo a la naturaleza social del ser humano, sino que corresponde a la construcción inconsciente de una mente global.

God’s Debris se encuentra gratis en Internet
http://www.andrewsmcmeel.com/godsdebris/. Sin importar si esta de acuerdo o no con lo que diga el libro, es una lectura divertida, y por si le gusta tiene una secuela –no gratuita–: ‘The Religions War’.

"Factotum" - Charles Bukowski

Factotum

Novela del ‘escritor maldito’ Charles Bukowski, muy al estilo de la literatura irreverente y displicente que personalmente disfruto. Siempre que leo a Bukowski, tengo la esperanza de que su protagonista –para este caso Henry Chinaski, el alter ego de Bukowski– se reforme, pero como de costumbre, no lo hizo.

Factotum, aunque publicada en 1975 y con alusiones al período de la segunda guerra mundial, es muy contemporánea y relata una serie de hechos que bien podrían ocurrir el día de hoy. El desenlace aunque inconcluso, es propio para una historia de Bukowski. Me gustó la novela.


Más de Charles Bukowski en este blog:

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En la Casa de Neruda de Isla Negra

domingo, 2 de marzo de 2008

Por qué no me gusta Gabo

Que Gabo es el más insigne escritor colombiano y por supuesto nuestro premio único premio Nobel, si lo sé, que es un notable pensador y el revolucionario del “realismo mágico”, aja también lo he escuchado. A pesar de todo y de un millón de elogios más para tal personaje, no me gusta Gabo ni sus libros.

En el colegio me toco mamarme engendros como “100 años de soledad” y “El Coronel no tiene quien le escriba”, suficiente castigo; y es que a pesar de los comentarios elogiosos de los intelectualoides colombianos que abundan en masas alarmantes, Gabo no me llega.


Al igual que muchos, yo viví la niñez en los 80, y sobreviví y supere la adolescencia en los 90, dentro una ciudad con muchas identidades como lo es Bogotá. Creo que mi generación, y las posteriores, nos sentimos más cerca del pavimento, el sexo, el narcotráfico, los secuestros, el cine americano y el Internet; que de los paisajes macondianos, la espera del ferry que trae el correo, o los prostíbulos de García Márquez.

Mientras Gabo vive y relata su fantasía, en el mundo light verdadero nos repartíamos entre los vallenatos pop de Carlos Vives y los mensajes fatalistas de Kurt Cobain, entre los rezagos que nos llegaban del cyberpunk gringo al estilo Bruce Sterling y la afamada Generación X que nunca nadie supo definir a ciencia cierta.

Y claro, desde de niño las noticias eran la masacre de Pozzeto, la aparición del SIDA, la toma del Palacio de Justicia, la guerra de carteles, la captura de Carlos Ledher y otros hechos similares. Conforme corrían los años, las cosas no fueron muy diferentes más violencia, más políticos de pacotilla, atraparon a Escobar, las regalías petroleras perdidas en las arcas de los corruptos, el blow job de la Lewinsky, Fujimori, Chavez y otros célebres hechos y personajes; y si el tema era hablar de guerras ahí teníamos el Golfo Pérsico, la invasión a Panamá, Afganistán o Irak. Mientras tanto el mundo de los yunkies evolucionaba de la marihuana hippie, al crack, a la heroína, y hoy en día al éxtasis y las decenas de drogas sintéticas.

Por eso digan lo que digan, no me llega Gabo. Me llega la literatura urbana y real, donde los amores complejos y el perdón son más creíbles rodeados de pavimento y de esa extraña atmósfera en donde sabemos lo que nos rodea pero nos importa un bledo, y en donde el lenguaje es más nuestro, más diario y no el coloquialismo falso que intenta García Márquez.

Me quedo con Efraim Medina, Mario Mendoza, Juan Manuel Roca, Jorge Franco y todos esos otros benevolentes contemporáneos que han sabido representar lo que vive y capta la generación urbana.

Jorge Franco dijo...

"Ya no sufro, ya no lloro, ya no rezo porque entendí que Dios no sabe de amores. Él nunca sintió la pasión de los sexos, nunca sitió actividad entre las piernas, Él generalizó su amor pero querer a todos no sirve de nada porque todos no lo quieren a uno; Dios nunca se enamoró, por eso no sabe lo que los hombres sabemos, por eso en cuestiones de amor los hombres sabemos más que Dios; su amor no incluye la carne y el amor sin carne no es amor."

Jorge Franco (en Maldito Amor)

Roberto Bolaño dijo...


"El amor nunca trae nada bueno, siempre trae algo mejor"
Roberto Bolaño