La Bruja - Coca, política y demonio, es una crónica del periodista colombiano Germán Castro Caicedo, autor de otros polémicos libros como Mi alma se la dejo al diablo, El Hueco, El Huracán, Sin Tregua y Que la muerte espere, entre otros.
Por su revelador contenido La Bruja fue uno de los libros colombianos que más sufrió persecución en la segunda mitad del siglo XX. La edición original (1994) fue retirada de la venta al público y al autor se le ordenó confesar públicamente –bajo la pena de ser encarcelado– que el libro era calumnioso. Solo a partir de la quinta edición (1995) el libro fue publicado completo nuevamente, después de intensos debates ante el Senado de Colombia.
Fragmento
Los pasajes que surgían de aquel debate público parecían entonces quiméricos, fantásticos. Francamente irreales: un Gobernador y un narcotraficante abrazados en medio de vapores de alcohol, un cortejo de niños vestidos como centuriones romanos, un mariachi, un avión, un automóvil envuelto en papel celofán, una calle de honor trazada por campesinas de la zona cafetera lanzando pétalos de rosa, chicles y cigarrillos traídos de contrabando y más allá, una comparsa de políticos y funcionarios públicos agitando sus pañuelos:
Eran los triunfadores de las urnas, gracias a los favores de “el patrón”.
La Bruja habla del narcotráfico en Colombia desde sus orígenes cuando los carteles mexicanos aprovecharon las condiciones geográficas colombianas y la ignorancia de las autoridades locales de la época para introducir el tráfico ilegal en el país. Castro Caicedo desenmaraña además los primeros vínculos de la política colombiana con el narcotráfico, y todas las estrategias que aprendieron y refinaron los carteles para controlar el perverso negocio. La Bruja constituye un nuevo clásico de la crónica latinoamericana que no hay que dejar pasar.
2 comentarios:
Lo acabé de leer, esta mañana; de nuevo la literatura colombiana cosechando grandes frutos. Es increible como sus autores logran describir procesos políticos y sociales importantes de su región a la par del desarrollo de sus mitos y su cultura. El límite entre realidad y fantasia se desdibuja transportándote a un mundo quimerico, ¿pero estarán hablando en serio?
Ante la versión para la televisión, cabe prevenir sobre las desgracias a las que se enfrentan los personajes que 'aprovechan' ese medio tenebroso para buscar sus propósitos: al final de la obra el dueño de esas prácticas les cobra 'el favorcito' y por ello algunos personajes terminan tragicamente y otros por el contrario, como la protagonista, arrepentidos se convierten al cristianismo y se dedican a las prédicas católicas.
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